Postre delicioso para el Día del Padre, a priori bastante
tareoso de hacer pero al final como que no, simplemente es cuestión de
organizarse bien.
Vamos a hacer varias cosas: un bizcocho, almíbar para
bañarlo, dos rellenos (uno de nata montada y otro de nata trufada) y una
cremita de yema tostada, que al final se unirán para formar un todo realmente
golosón.
Empezamos por el bizcocho: es la parte un poco especial
de mi receta porque, como ya he comentado alguna vez, entre mi horno y yo
existe una relación amor-ODIO (la última con mayúsculas) un tanto especial.
Somos como esos matrimonios de jubilados que van siempre juntos y siempre van
peleando. Así que un bizcocho normal de
cuatro huevos, 100 grs. de harina y 100 grs. de azúcar pasaron a convertirse
en:
·
10 huevos (sí, no leéis
mal)
·
250 grs. de
harina
·
250 grs. de
azúcar
con el único interés de que saliera un bizcocho medio
decente en un molde desmontable de 23 cms.
Estoy completamente segura que vuestros hornos son más fieles que el
mío, así que sólo es cuestión de ir probando.
Primero separé las yemas de las claras. Batí las primeras con el azúcar hasta que
blanquearon y aumentaron de volumen. Añadí poco a poco la harina tamizada y
ligué bien.
Batí las claras a punto de nieve fuerte, con una
cucharadita de cremor tártaro. Las incorporé a la mezcla anterior con una
paleta y movimientos envolventes suaves.
Vertí en el molde, previamente encamisado y horneé en el
horno precalentado a 180º hasta que al pinchar la aguja, salió seca (sin dejar
que el bizcocho se dorara y quedara más bien blanquito).
Mientras se horneaba el bizcocho preparé lo demás:
-
En un cazo puse a calentar un vaso de agua con 100 grs.
de azúcar, media ramita de canela
y un trozo de piel de limón. Al romper a hervir añadí medio vasito de brandy y dejé que redujera un poco. Aparté y dejé enfriar.
-
Hice la nata montada: en el vaso de la batidor bien frío
batí hasta montar 200 ml. de nata
con 75 grs. de azúcar. Una vez lista, reservada en el frigo.
-
Hice la crema trufada: igual que la anterior, pero
añadiendo 2 cucharadas soperas de cacao
en polvo una vez estuvo montada la nata. Igualmente, reservada en el frigo.
-
Llegó el turno de la crema de yema: en un cazo puse a
calentar 75 ml. de agua más 125 grs. de azúcar, dejé que cociera
unos 5 minutos y puse a enfriar. En un
bol, batí cuatro yemas de huevo con 80 grs. de maicena, bien ligada, e
incorporé al almíbar (ya frío) y calenté de nuevo, sin parar de remover, a fuego
suave hasta que espesó. Aparté y dejé
enfriar.
Una vez con el
bizcocho horneado, frío y desmoldado, procedí a cortarlo en tres discos con la
ayuda de una segueta de pastelería.
Coloqué el primer sobre el plato de presentación, lo bañé con el almíbar
y puse la primera capa de relleno: la de nata montada.
Coloqué encima
el segundo disco, bañé de nuevo con el almíbar y puse la capa de crema trufada.
Coloqué el
último disco, bañé con el almíbar y cubrí con la yema tostada. Espolvoreé por encima con azúcar, que quemé con la ayuda del
soplete. Monté 200 ml. de nata con 2
cucharadas de azúcar y cubrí el contorno de la tarta; para terminar,
también cubrí los laterales con almendra
crocanti y coloqué unos bombones
de adorno.
¡Qué parrafada,
¿verdad?! Pero el esfuerzo vale la pena, la tarta estaba no solo espectacular
(pedazo de bizcochón que me salió), sino que además, estaba bueníííííísima.
3 comentarios:
Mmmmmmmm, que delicia! vaya corte!!! buenisima. saludos
QUE RICOOOOOO!!!!!, y seguro que el trabajo no e spara tanto, es más el escribirlo que el trabajo en si...y el resultado ESPECTACULAR!!!!!
Que sepas que me la copio, la tengo que hacer.....!!!!!!
bsss!!
Te he dejado un regalito en mi blog
platanoychocolate.wordpress.com
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