El
año pasado hice el primer roscón de reyes de mi vida. No hay rastro de él en la
red, ¿por qué?, porque aunque salió bonito y la casa se inundó de un delicioso
aroma, cuando lo fuimos a tomar estaba duro como un peñasco.
Entre
que yo pensé que eso había ocurrido porque lo hice de un día para otro y lo
cabezona que soy (por mucho que diga mi marido que lo deje por imposible, que
la repostería no es lo mío), este año me lié de nuevo la manta a la cabeza a
ver qué tal se me daba.
Con
todos los ingredientes a mano, me puse a amasar a las 23:45 del 5 de enero,
tras venir de la cabalgata, cenar y mandar a todos a la cama (si eso no es ser
cabezona que venga alguien y que lo diga), y sobre las 1:00 dejé el bollo de
masa reposando tapadito dentro del horno hasta la mañana siguiente. A las 8:30
del día 6 le di forma a los roscos (salieron dos) y los horneé dos horitas más
tarde. El resultado, ¡genial! Tiernos ese día y el siguiente y no sé si
hubieran aguantado igual el tercero, porque a éste no llegaron.
Para
hacerlos seguí la receta de Su (Webos fritos), y son roscones con masa madre.
Estos son los ingredientes que necesité:
Para
hacer el azúcar glass
aromatizado:
120 g de azúcar glass La piel de medio limón
La
piel de media naranja
Para la masa madre:
70 g de leche entera
10 g de levadura fresca de panadería
1 cucharadita de azúcar
130 g de harina de fuerza
Para la masa:
450 g de harina de fuerza
1 pellizco de sal
Los 120 g de azúcar glass aromatizado con el limón y la naranja
60
g de leche entera
70 g de mantequilla a
temperatura ambiente
2 huevos medianos
20 g de levadura fresca de panadería
un chorrito de agua de azahar
20 g de levadura fresca de panadería
un chorrito de agua de azahar
Para la decoración:
Huevo batido
Azúcar humedecido con unas gotas de agua
Naranjas confitadas
Guindas en almíbar
Elaboración:
Empezamos haciendo la masa madre. En un vaso ponemos la leche tibia y
disolvemos en ella la levadura, dejando que repose unos 10 minutos. En un bol
colocamos la harina, el azúcar y la leche con la levadura y mezclamos formando
una bola de masa que introducimos en un recipiente con agua tibia y dejamos
reposando hasta que la bola flote (unos 10-15 minutos). Ya tenemos lista la
masa madre.
En otro bol grande tamizamos la harina y con los dedos
formamos un volcán en el centro y dentro añadimos de nuevo el resto de leche
donde habremos disuelto el resto de levadura y todos los ingredientes,
incluyendo la masa madre. Amasamos hasta
formar una bola elástica y no pegajosa.
Yo utilizo una amasadora con los ganchos de amasar para la primera
parte, y cuando ya está todo integrado, vuelco la masa sobre la encimera
aceitada y la amaso manualmente hasta formar una bola. Si vemos que la masa se nos resiste o
contrae, la dejamos descansar 5 minutos y seguimos amasando.
Una vez lista, la introducimos en un bol untado con
aceite y la tapamos con film transparente también untado con aceite y la
dejamos reposar (yo dentro del horno apagado), unas cinco horas.
Pasado este tiempo, habrá doblado su volumen. La sacamos para dar forma al roscón. Yo, esta vez, hice dos así que dividí la bola
en dos partes. Amasamos un poquito y
dejamos reposar 5 minutos. Después, con
ayuda de los dedos, vamos abriendo un
agujero en el centro, poco a poco, hasta hacerlo del tamaño típico;
colocamos el roscón en la bandeja del horno forrada con papel de hornear e
introducimos dentro un aro de emplatar untado en aceite para que no se cierre
el agujero. Tapamos con un paño de algodón y dejamos reposar hasta que doble su
volumen (más o menos, unas dos horas).
Tras el reposado, sacamos y pincelamos con suavidad, con
un huevo batido y decoramos con naranjas confitadas, guindas en almíbar y
azúcar humedecida un pelín con agua para que quede grumosa. Introducimos en el
horno precalentado a 200º, calor arriba y abajo, a los 10 minutos bajamos a
180º y colocamos encima papel de aluminio para que no se nos tueste demasiado.
El tiempo total de horneado será de unos 20-25 minutos más o menos, según
horno. Una vez listo, sacamos y dejamos
enfriar sobre una rejilla. Una vez frío
lo podemos cortar por la mitad y rellenar con nata o con lo que más nos guste.
Yo hice uno relleno de nata para el café del almuerzo, y
otro sin para ir y venir a la cocina durante todo el día de Reyes. Y os aseguro
que el año que viene repito.
2 comentarios:
Que rico, tiene una pinta riquísima! yo también hice y si respetas los levados, salen muy bien, tomo nota de tu receta, besos!
Pues la pinta es buenísima, no se ve duro... me muero por probarlo, con lo que me gustan...
mmmhhhh
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